Por amor
Ahora que se acerca la primavera, Cloris forma parte de la imagen que presenta este disco, en silencio, bajo el secreto de solo aquellos que sepan descubrirlo. Representando esta estación, la diosa de las flores en la antigua mitología griega es reflejo de la hermosura y la eterna juventud.
Desde Argentina, con Astor Piazzolla; Brasil, con Heitor Villalobos; Venezuela, con Antonio Lauro; Paraguay, con Agustín Barrios; y Cuba, con Leo Brouwer y Carlos Fariñas, cuya obra de este último, En silencio, da nombre al presente disco.
El jienense consigue la vuelta de tuerca de obras que hemos escuchado en numerosas ocasiones y de pronto, nos descubre una historia dentro de la propia historia. Si Ricardo nos leyese el cuento de Blancanieves descubriríamos que existe un octavo enanito. Algo similar nos ocurre al escuchar La negra de Antonio Lauro, incluida en el disco, por destacar una de ellas.
Con La Catedral, Ricardo va construyendo a cada movimiento el edificio arquitectónico donde el paraguayo se inspiró para crear esta obra maestra. Desde las primeras notas agudas, reflejando los altos picos en forma de cono puntiagudo de las torres color verde, hasta el solemne paso de los coros religiosos del segundo movimiento, que nos adentra en el interior de la catedral. Ricardo camina a paso de corchea envuelto en un colchón armónico que rebosa y emana de su guitarra Paco Santiago Marín.
Al llegar al tercer movimiento, con la perfección técnica del maestro, caemos en el profundo toque de las campanas que se esconden entre las semicorcheas que cantan este final emocionalmente bullicioso.
Cada interpretación que compone el disco es una magistral experiencia de menos de cinco minutos. Poco queda por decir más que, en silencio, disfrutar del mismo, pues Ricardo siempre ha tenido aquel don de abstraernos cada vez que roza la madera.
Por: Cecilia Mª González Zango
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